La libertad de elegir
Estamos hechos de frases. A lo largo del tiempo, ya sea por influencia familiar, de amistades o de la sociedad, vamos añadiendo ciertas oraciones que, consciente o inconscientemente, van formando parte de nuestras conversaciones. Muchas de ellas, las repetimos sin cuestionarlas. Por ejemplo, “Te conozco como la palma de mi mano”, para hacer referencia al conocimiento exacto que tienes de otra persona. En el fondo es al revés, ¿Quien conoce con exactitud la palma de su mano? ¿