Basta un acorde para viajar en el tiempo. No hace falta más de un segundo para remontarnos a otro momento y, en ese sentido, la música es una máquina eficaz. La combinación de ruidos y silencios que llamamos música es una forma de expresión auténtica, espontánea, sensible y emocional.
Hay canciones para todo. Una de las primeras que me marcó fue Hello, Goodbye de The Beatles. Escucharla me remonta a mi infancia: cambio de escuela, pérdida de amigos, día de Reyes, comida con mis primos, clases intensivas de inglés, partidos de futbol bajo la lluvia y continuos momentos de risa. Luego llegaron las canciones de Oasis, y en el inter, toda la "música viejita" que aprendí a disfrutar a partir de mi papá. Bread, Bob Dylan, Bee Gees, Chicago, Alan Parsons Project, Pink Floyd, sólo por mencionar algunos.
Al día de hoy no pasa un sólo día en que no le ponga play a una canción. En el trillado, pero revelador cuestionamiento de elegir cinco canciones para escuchar en `loop`sin poder volver a escuchar nada más, siempre me paralizo. Entre tantas horas y horas de recuerdos, emociones, sensaciones y acordes, elegir sólo cinco melodías luce titánico. En este preciso momento (porque estoy cierto que esta lista, como todo lo que somos y hacemos, cambia a cada instante) elegiría las siguientes:
Champagne Supernova - Oasis
A Day in The Life - The Beatles
Nothing In My Way - Keane
Le carnaval des animaux - Camille Saint-Saëns
Lisztomania - Phoenix
La música abre caminos. Algunos senderos van al pasado: momentos de euforia, otros de soledad, dolorosas pérdidas, emocionantes sorpresas, alegres encuentros o desencuentros. Otras sendas viven en el presente (que en instantes será pasado) las cuales, me parece, están íntimamente ligadas con la primera vez que escuchamos una canción. Con ese momento donde el tiempo parece detenerse frente a la sucesión de sonidos y silencios. Hay otras vías que, no precisamente apuntan al futuro, sino al terreno de la ilusión, la esperanza, los sueños y los anhelos.
Así es la música. Ancla de memoria y detonadora de emociones. Viva la música que nos da vida. Viva la música que nos transporta. Viva la música que nos mueve. Viva la música que nos pausa. Viva la música que nos estremece. Viva la música que sin quererlo, y sin planearlo, nos ayuda a sentirnos vivos. Nos ayuda a ser humanos.
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